1. Estás convencido que lo que vendes es bueno y verdaderamente podría serle de mucha utilidad.
2. Si te dan calabazas, comprendes que no es el momento para tu producto en esa compañía y tratas de dar con las razones para que en breve sí lo sea, todo ello sin tomarte el rechazo como algo personal.
3. Y a modo consecuencia de los dos anteriores puntos: vas consiguiendo resultados siendo un auténtico chapas pero siempre con cabeza y educación.
¿Educación? Como bien comentaba Pablo España Osborne en uno de sus últimos vídeos «un no puede ser un sí en el largo plazo» y eso solo se consigue con un por favor, un gracias adelantadas, un nos encantaría, un si fuese posible derivarme o indicarme quien es la persona adecuada, un me preguntaba. Sin dar nada por hecho, con humildad y determinación, con ganas de poder seguir avanzando, con una escucha activa, con ilusión por lo que está por venir y un seguimiento exhaustivo para no ser repetitivo o pisarte con las acciones de tu equipo.
De todo el libro «Predictable Revenue» de Aaron Ross, que recomiendo encarecidamente, me chocó una tontería de muletilla que le había ayudado sorprendentemente en su carrera al éxito.
«Did I catch you at a bad time?». Pocas palabras pero toda una declaración de intenciones: valoro tu tiempo, gracias por dedicármelo.
Por ello, trabaja los mensajes, trabaja las presentaciones, da todo el feedback para seguir mejorando el producto y la experiencia de usuario, trabaja el ciclo de venta de un cliente pero nunca, nunca, nunca olvides las formas.
No conozco mejor palanca de crecimiento.