En Washington, con 26 años y recién llegado a trabajar en la embajada británica, un hombre le pedía que le detallase su historia como aviador para una revista. Era el escritor C.S. Forester del que Dahl era fan y quien le invitaba a comer a cambio de su relato. Dahl, que no se consideraba un buen orador, tras un primer amago contando cómo fue derribado en el desierto occidental, le propuso enviárselo por escrito para que él luego lo reescribiese como es debido.
Esa misma noche se puso manos a la obra para, por sorpresa, solo dos semanas después, recibir una carta de su ídolo: «Querido RD: se suponía que me daría notas y no una historia acabada. Estoy desconcertado. Su narración es maravillosa. Es la obra de un escritor dotado. No he tocado ni una sola palabra». Mister Forester le envío el relato a su agente quien se la ofreció al Saturday Evening Post que pagaría 1000$ por su publicación. Dahl había encontrado de casualidad su destino (y le haría mundialmente famoso) en la mañana del tercer día de su llegada a USA, sentado en su despacho, «preguntándome qué demonios se suponía que tenía que hacer» cuando llamaron a su puerta y «todavía no se me había metido en la cabeza la idea de ser escritor».
II. Hace poco, hice mi primer vision board. Yo, que no soy de horóscopo o brujerías varias, encontré que es el mejor ejercicio de introspección para concretar de forma visual qué es exactamente lo que quieres próximamente. Plasmar lo que te gustaría y creértelo tanto…que acabe pasando.
III. En Licorize Pizza, Gary le pregunta a Alana cuáles son sus planes y cómo ve su futuro. Ella solo sabe decir que odia trabajar en Tiny Toes y que no sabe lo que le gusta; a lo que él contesta: “Eres actriz. Deberías ser actriz”. Desconfiada, se toma a risa semejante entusiasmo. Pero el que la sigue, la consigue. Se lo acaba creyendo, incluso diciendo sí a todo en los castings, y… Ved la película.
IV. De adolescente, una amiga y yo nos obcecamos con tatuarnos «Make it happen». Nos parecía la idea más original del planeta. Finalmente me eché para atrás; ella fue más genial. Ahora y aunque sigo con el gusanillo, cuando me acuerdo sonrio al haber tenido ese deseo loco de poner en mi piel que pasase ALGO, sin saber qué es lo que era.
VI. «No hay viento favorable para el que no sabe dónde va», se le atribuye a Séneca y es que uno no puedo esperar a que la vida le emplace y acabar justo donde quería. Hay que marcarse unas metas, visualizar unos hechos, preguntarse «¿a dónde vamos?». Y dejemos que la serendipia, hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual, sea solo una buena película.
- Pero…¿Y Dahl?
- ¿Eso?
- Una historia extraordinaria.