Cuando pones tu pica en Flandes, tu «aquí estoy» y «aspiro a hacer esto». Cuál pregonero de la familia real británica, comunicas al mundo tu propósito, el porqué de todas las acciones que se lleven a cabo, tu meta, la razón de ser de la compañía.
Y nace la llamada «misión».
La misión (y su consecuente visión y valores) determinarán la compañía hasta que la muerte os separe. Momento que, a diferencia del matrimonio, con suerte nunca llega si está bien definida, si encuentra su hueco en el mercado y si todo empleado la hace suya o al menos, se da por enterado.
¡Qué importante es que todo el equipo tenga clara la misión! Aquí seguro que lo saben:
- Amazon: To be Earth's most customer-centric company.
- Google: To organize the world's information and make it universally accessible and useful.
- Microsoft: To empower every person and every organization on the planet to achieve more.
- Tesla: To accelerate the world's transition to sustainable energy.
- Apple: To design and develop innovative products and services to enrich people's lives and help them stay connected.
Uno las lee (gracias Open Ai Labs por darme la info) y se queda con la boca abierta. Si no conociese estas cinco compañías consideraría sus misiones demasiado ambiciosas, incluso inalcanzables. Pretenciosas y osadas. Pues a diferencia de la creencia popular de porqué se crea una empresa («cómo vamos a dominar el mundo, cómo vamos a hacer mucho dinero») se plantean como «qué vamos aportar a la sociedad, cómo conseguiremos un mundo mejor».
Entonces te percatas de que la misión ha de tener un punto heroico porque habrá momentos malos, momentos de inflexión, y habrá que volver a ella de forma continua como motor para seguir y no perder el foco. Para pensar en grande. Misión espacial, los misioneros, misión cumplida, comisión especial, misión imposible… una palabra que evidencia el riesgo y que da a entender que hablamos de algo superior a nosotros mismos por muy loco que suene.
Sin duda, cuando escribes tu cometido hay que venirse arriba. Muy, muy arriba. Sin medias tintas pues uno debe ir hasta el infinito y más allá, tatuársela a fuego y creérselo.
Hay que ponerse épico. Y eso Ennio lo sabía.