Lo mismo escuché en una reciente cita médica, tras 45 minutos de espera, lo que me llevó a pensar que esta práctica es habitual y concluir que… LO ENTIENDO: pacientes que se se cuelan en la agenda por urgencias o enchufes, casos que hay que mirar más del tiempo programado, imprevistos o peor, dramas que no se pueden despachar en 10 minutos… Pero ESTARÍA BIEN que me dijesen, cuando hago una reserva o me citan a tres meses vista en una hora concreta, que aquello irá para largo, que vaya con calma, que no haga planes.
Escuchaba en mi oficina que la gente solo quiere que les trates como a ti te gustaría. Es una obviedad porque todos somos comprensivos, sabemos que en la gran mayoría de casos no hay oscuras intenciones, pero ay, un poco de información… ¡Cómo se agradece!
II. Antes de un servicio o compra, las imágenes y los mensajes también ayudan pero con cuidado: no es oro todo lo que reluce. Y así nos reímos comprobándolo la semana pasada en una babyshower (celebrar, por muy americanada que sea, siempre es bien).
Una amiga pidió online unos globos y un hinchador para decorar la merienda y al abrir el paquete soltó el inevitable meme: «cuando lo pides en Aliexpress vs. cuando te llega a casa» haciendo evidente que las redes sociales y las webs pueden proyectar lo que quieres ver, no lo que en verdad es.
III. Esto último también ocurre con las ilusiones. Así, hace poco me lanzaba al viernes con demasiadas ganas a cenar en un sitio con pintón y salía contenta pero no en el grado de emoción que esperaba. Al día siguiente hablando sobre ello, tampoco había sido para tanto. Hablar con perspectiva, poner las cosas en su sitio, sin el calentón del momento, ayudaba.
Información, imágenes y mensajes, perspectiva. Son tres de las cosas en las que todo comercial debe estar atento. Y es que ya sea a nivel captación como retención, la impaciencia y las ganas propias de alguien que se dedica a vender pueden llevar a prometer e incumplir, a decir a todo que sí, incluso a dar unos tiempos… Con la consecuente frustración que puede generarse luego.
Tras varios años y algún disgusto o error cometido, me he dado cuenta de que funciona mejor ser transparentes e informar, que conviene estar alineados con los distintos departamentos para dar y usar las imágenes y mensajes correctos y, por último, analizar los casos con perspectiva y no desesperarse confirmando que hay futuro porque está habiendo progresos.
En definitiva: conocer las limitaciones, siempre hay mejoras pendientes, y trabajarlas como una oportunidad, como un reto. Pues un buen comercial es un inconformista pero la vida son expectativas y para un proyecto a largo plazo, tenerlas bajo control, será la clave del éxito.