Las librerías tal como las conocemos hoy nacieron gracias a un comerciante inglés que vivió entre los siglos XVIII y XIX. Se llamaba James Lackington, y antes de vender libros se dedicó a los zapatos. Fue el primero en vender libros viejos a precios rebajados y el primero en dejar que los clientes pudieran mirar y husmear los libros sin la obligación de comprarlos. Lackington nació en 1746, fue a la escuela y trabajó de aprendiz de zapatero. En 1774, en Londres, abrió su primer negocio, donde se vendían tanto zapatos como libros.
En la segunda mitad del siglo XVIII los libros seguían siendo objetos caros y las librerías de la época no eran lugares por los que uno podía vagar entre las bibliotecas mirando despreocupadamente los libros en venta. Lackington cambió esto y oatras cosas importantes. En primer lugar, decidió que en su librería no se darían libros fiados, cosa que en aquel tiempo solía hacerse: los clientes tenían que pagar en efectivo. Este cambio ofendió a algunos clientes, pero le permitió a Lackington comprar más libros. La segunda innovación fue la venta de libros viejos. Hasta ese momento, los libreros compraban libros viejos y después los destruían para aumentar el precio de los remanentes, que se volvían ejemplares raros. Lackington cambió la estrategia: compraba grandes cantidades de libros usados y los vendía a un precio económico. Apuntaba a vender muchos libros a precio bajo, y no pocos a precios altos. Como consecuencia los libros se volvieron productos más fáciles de comprar. La tercera novedad introducida por Lackington fue acabar con las rebajas: colgó un cartel en su negocio que decía: “El precio está indicado en la tapa y no hay descuentos en ningún caso”.
En 1794, junto con un socio llamado Robert Allen, Lackington abrió la librería por la que es recordado: The Temple of the Muses.
¿Quieres saber más? Esta historia es de Guillermo Piro y se publicó en Perfil.